sábado, 10 de enero de 2009

¡OH, TARDES ADORABLES!


¡Oh, tardes adorables de aquel lejano estío!
¡Oh, siesta de mis sueños sobre su pecho en flor!
Venid rasgando brumas y sombras de mi olvido
a orar cabe el sepulcro de aquel perdido amor...

Orad en el divino lenguaje del silencio
por todos los ensueños de aquella casta edad,
doliente margarita que aquellos blancos dedos
acaso no recuerdan que deshojaron, ya...

¡Oh, tardes adorables de aquel lejano estío!
Volar de blancos besos en alas del idilio,
arrullos de las almas bajo el sereno azul...

Quiméricas visiones de mi universo efímero,
¡traed a los oscuros rincones de mi olvido
blancas reminiscencias de aromas y de luz!

Poeta
Federico Bermudez y Ortega

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