viernes, 16 de enero de 2009

No es cosa de juego


SANTO DOMINGO -- Miguelito tiene 13 años de edad y no sabe en qué parte del planeta queda la Franja de Gaza, no entiende las razones por las que los sindicalistas y sacerdotes dominicanos "bailan en todas las fiestas" y no comprende porque es tan importante "La lista Quirino".

Su mente, aún libre de las preocupaciones de los adultos, no trata de analizar el alboroto mundial por el triunfo de Barack Obama en las elecciones de Estados Unidos, la relación de los precios de un petróleo que procesan a miles de millas con el aumento del pan que desayuna antes de ir a la escuela, ni tampoco como es que hay tantos megabillonarios en su país, que tiene tantos niños desnutridos y descalzos.

Pero al igual que la casi totalidad de los habitantes del bitercio insular que es República Dominicana, Miguelito está enterado de todos los detalles de la dolorosa y dramática eliminación de las Águilas Cibaeñas en la serie semifinal del béisbol invernal.

Cómo no saberlo si por dos semanas ha debido soportar con estoicismo griego el vendaval de "cuerdas" (burlas) de los fanáticos de los otros equipos, sobre todo las que provienen de las filas de los adeptos de Tigres del Licey, el gran enemigo de las Águilas, que por lógica son las que más le duelen.

La decepcionante actuación de los doble campeones nacionales en la postemporada se convirtió en la noticia del momento en Dominicana, desplazando de los medios a otros temas cotidianos, nacionales e internacionales, de política, criminalidad y economía.

El tétrico desempeño aguilucho le valió algunas apariciones en la portada principal de los periódicos nacionales y en algunos casos hasta en los ceremoniosos editoriales, casi reservados para los tópicos de extrema importancia para la población.

Igualmente, programas de radio y televisión dedicados a temas políticos y generales han hecho un alto para analizar la situación del conjunto representativo de la rica y orgullosa región del Cibao, en el norte del territorio dominicano.

La inesperada cadena de reveses del club cibaeño desplazó de la atención de los dominicanos el conflicto entre Israel y el grupo Hamas, que ha costado la vida a miles de palestinos en la franja de Gaza.

Igualmente los frecuentes reportes de apagones eléctricos, las amenazas de huelga que inician y acaban sindicalistas y sacerdotes (lo que genera sospecha de posible contubernio entre las partes) y las desabridas pujas del juego mediático entre gobierno y oposición para entretener al pueblo.

Incluso, la inusual eliminación aguilucha le ha robado atención al escándalo del narcotraficante dominicano Qirino Ernesto Paulino (extraditado a Nueva York en el 2005), quien alegadamente alcanzó un acuerdo con la justicia norteamericana de protección para él y su familia a cambio de "soplar" una lista de los socios del cartel internacional de traficantes a que pertenecía.

Aunque no ha sido revelada, "La lista de Quirino" ya tiene cientos de versiones en República Dominicana, lo que tiene en zozobra a mucha gente, civiles y militares, por la posibilidad de ver su nombre en el odiado "roster" ("el que nada debe, nade teme") lo que automáticamente los haría elegibles para jugar en la próxima temporada de la liga penitenciaria de Estados Unidos.

Posiblemente esa sea la única noticia que no ha sido totalmente opacada por el estrepitoso resbalón de los aguiluchos en el round robin. Difundir chismes y rumores (y disfrutar del dolor que producen en las víctimas) es una de las grandes pasiones de los quisqueyanos. Y no es para menos. El béisbol es por mucho el principal pasatiempo (no solamente el principal deporte) de los dominicanos y las Águilas son los líderes de títulos invernales, con 20, incluyendo los 9 obtenidos en las pasadas 12 temporadas.

El béisbol es tan importante en el país, que el presidente de la República (con el apoyo cómplice de la oposición) aprovechó el final de la serie regular, un día antes de Nochebuena, para indultar de sus responsabilidades penitenciarias a varios acusados de estafar al país con miles de millones de pesos y dólares, incluyendo una banquera que no fue un solo día a la cárcel.

A pesar de que nació en Santo Domingo, territorio de Licey y Leones del Escogido, Miguelito es aguilucho "desde chiquitico", una enfermedad que heredó de su padre Miguel, un "cibaeño de pura cepa".

La primera gorra que le ajustaron a la cabeza fue una de negro con amarillo y la primera oración que aprendió fue "vua a la aguila" (frase del dialecto cibaeño que significa "Voy a las Águilas") mucho antes de aprender "Ma, me, mi mo mu", "Mi mamá me mima" y "Yo mimo a mi mamá".

Antes de los cinco años ya tenía clarito que los Yankees de Nueva York son unos "niños de teta" al lado de las Águilas, que Luis Polonia es más grande que Rickey Henderson y Lou Brock juntos y que para un aguilucho que se respete las cinco letras consecutivas más funestas son "L.i.c.e.y".

Irónicamente, la única vez que asistió a un parque de la liga invernal fue para ver un partido entre Estrellas Orientales y Escogido. Según su padre "es mejor ver los juegos por televisión", especialmente los de Águilas y Licey, que fácilmente podrían costar a un fanático y su hijo la totalidad de las entradas mensuales de su familia.

Desde que Miguelito vio la luz en diciembre de 1995, las Águilas solamente habían dejado de acudir a dos finales (temporadas 98-99 y 2003-04) y avanzaron arrolladoramente hasta destronar a los Tigres como reyes de títulos (20 a 19) en la pelota de La Hispaniola (el chico no lo sabe, pero en el tercio de la isla que pertenece a Haití no se juega béisbol organizado, por lo que un equipo que reine en Dominicana reinará en la isla completa).

En toda la historia de las semifinales en el formato todos contra todos, comenzando en la temporada 1986-87, las Águilas avanzaron a la gran final en 14 de 22 ocasiones y antes de esta temporada solamente jugaron por debajo de .500 en dos ocasiones (3-6 en 1987-88 y 2-5 en 88-89).

Desde que el todos contra todos fue ampliado de 9 a 18 juegos por equipo, los cibaeños nunca habían tenido más derrotas que victorias.

Es comprensible que los fanáticos aguiluchos, incluyendo a Miguelito, hayan sido "atrapados fuera de base" con la marca de ganados y perdidos de su equipo (2-14 hasta el viernes) a pesar de haber tenido en su "lista" a estelares como Fausto Carmona, Johnny Peralta, Rafael Furcal, Edwin Encarnación, Melky Cabrera, Andruw Jones, Johnny Cueto, José Arredondo, Claudio Vargas y J.R. Towles.

También a los veteranos Luis Polonia, Mendy López, Víctor Díaz, Alberto Castillo, Julián Tavárez y José Lima.

Como si no fuera suficiente desgracia ser eliminado, peor aún perdiendo los seis juegos contra Licey en la semifinal, los fanáticos aguiluchos también podrían "fumarse" una final entre sus enemigos naturales: Los Tigres, por la rivalidad histórica, y los Gigantes del Cibao, por sus pretensiones de robarle aficionados en su región.

En su casa en Herrera, en el lado oeste de la capital dominicana, Miguelito se resigna a seguir "cogiendo cuerda" de los liceistas hasta octubre venidero, cuando comenzará una nueva temporada y entonces todos los fanáticos se sentirán campeones, incluso los que organizan y cancelan las huelgas, los que distribuyen los apagones entre la población y hasta los que aparecerán en una que otra lista de moda.

por: Enrique Rojas
publicado: viernes, 16 de enero de 2009 Espn.com

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