sábado, 29 de agosto de 2009

¿Qué prefieres un auto deportivo o una mujer?


En un estudio realizado por la revista alemana “Men’s Car”, a los 2.253 hombres y mujeres encuestados se les pregunto: ¿prefieres pasar un fin de semana con una despampanante celebridad o con un exótico superdeportivo italiano?.

Para incentivar la atención de los encuestados se utilizaron imágenes de las bellísimas artistas Pamela Anderson y Britney Spears frente a dos exóticos superdeportivos italianos. A pesar, de las maliciosas poses de las sensuales divas, el esfuerzo para hacer hincapié en el interés femenino ha sido inútil. El 86% de los encuestados prefirió un Ferrari en vez de las explosiva Pamela, y el 74% aseguró que escogía acariciar el capó de un Lamborghini antes que la guapa Britney. Para la gran mayoría de los hombres, ganó la “maquina” a los encantos de una bella mujer.

Mientras que, del lado femenino, el 60% de las conductoras escogió una cita con George Clooney en vez de pasearse con un Ferrari. Además el 73% de las damas prefería una aventura con “Hugh Grant” a un fin de semana con un Lamborghini.

En casos extremos el amor por los autos puede llegar a ser una enfermedad psicológica. El término de esta patología es “mecafilia”, que define la atracción sexual por las máquinas.

El caso más conocido de esta patología es el de un norteamericano “Edward Smith” que se enorgullece de haber tenido relaciones sexuales con más de 1.000 autos. Smith no se avergüenza de sus preferencias sexuales y asegura que lleva quince años amando a sus ‘amigas’ de cuatro ruedas.

Su actual novia es un Volkswagen Beetle blanco, del que confiesa estar locamente enamorado. “Soy romántico y les escribo poesías a mis autos, les canto y les hablo como si fueran mis novias, sé lo que siento y aprecio la hermosura de una bella carrocería hasta el punto de lo que percibo es un sentimiento de autentico amor”. En pasado Smith tuvo relaciones sentimentales con otras maquinas, destacando la de un Opel GT de 1973 o la de un Ford Ranger de 1993. Smith asegura que su relación sexual más intensa no fue, curiosamente, con un automóvil, sino con un helicóptero Bell 222 modificado para una serie televisiva.

Maurizio Frigati (Periodico Hoy)

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